Poner límites a nuestros hijos es beneficioso para ellos.
La familia es el primer nivel de socialización del niño y por lo tanto, donde debe aprender las principales nociones de convivencia. Si tu hijo no crece con unos límites y normas claras puede presentar problemas de socialización e integración tanto en el plano personal como en el laboral.
La importancia de los límites
Establecer límites y normas consiste en indicar al niño o adolescente hasta dónde puede llegar en su conducta en relación a los demás y a sí mismo. Vamos a ver la importancia de los límites conociendo su repercusión.
- Ayudan a los niños a desarrollar valores como el respeto y la responsabilidad.
- Los límites ayudan a construir nuestra personalidad ya que con ellos descubrimos desde niños la existencia de la otra persona y, por lo tanto, la propia existencia.
- Aportan tranquilidad y seguridad a tu hijo.
- Ayudan en la regulación de los ritmos de sueño y alimentación de tu hijo.
10 errores frecuentes de los padres al poner límites a los hijos.
Es totalmente comprensible como padres cometer errores en la educación de nuestros hijos. No es una tarea fácil, ni tenemos un libro de instrucciones para educar a nuestros hijos. Sin embargo, lo importante es intentarlo y revisar frecuentemente si lo que estamos haciendo surte efecto.
En este punto es muy importante que los padres nos sentemos y dialoguemos sobre cómo queremos educar a nuestros hijos y los beneficios y consecuencias de hacerlo de una u otra manera. De todas las formas, lo importante es que lo hagamos de forma coherente y perseverante.
A continuación os hablamos de los principales errores que podemos cometer como padres a la hora de educar a nuestros hijos.
#1. La permisividad
Es totalmente cierto que los niños cuando nacen no tienen conciencia de lo que es bueno o malo. Por ello, los padres debemos de decirle lo que está bien y lo que está mal. Los niños necesitan referentes para crecer seguros y felices.
#2. Ceder después de decir NO.
Una vez tomada la decisión de decir “no” debemos respetarla. El no es innegociable. Este es un error frecuente y, probablemente, el que más daño hace a los niños. Antes de decir “no” debemos pensarlo previamente, ya que si nos desdecimos nos estamos desacreditando.
#3. Tratamiento del SÍ
Utiliza el sí para negociar. Si crees que tu hijo puede salir a la calle, negocia hasta que hora, o si puede ver la tele negocia qué programas y cuánto tiempo.
#4. Autoritarismo
Ser autoritario es lo contrario a permisivo y de esto tampoco es bueno abusar. Que los niños hagan todo lo que los padres queremos anula totalmente su iniciativa y la personalidad de sus hijos. Genera en los niños una actitud sumisa.
#5. Falta de coherencia
Las reacciones que tengamos deben ser coherentes con los hechos. Nuestro estado de ánimo no debe influir en la importancia que le damos a los hechos.
#6. Gritar y perder el control
Perder el control supone un abuso de la fuerza que conlleva una humillación y un deterioro de la autoestima para el niño. Si se acostumbra a los gritos lo tomará como una rutina más.
#7. Sobrepasar la barrera de los gritos
Los gritos suponen en sí una agresión y cuando estos no dan resultado es posible pasar a la humillación e incluso a los malos tratos psíquicos a físicos. Nunca debemos llegar a ese extremo. Si los padres nos sentimos desbordados o saturados por la situación de educar a nuestro hijos debemos solicitar ayuda a psicólogos, pedagogos, escuelas de padres, etc.
#8. No cumplir las promesas y amenazas
Cada amenaza o promesa no cumplida es un paso atrás en nuestra autoridad como padres. Por ello, las amenazas y promesas han de ser realistas, que podamos cumplir.
#9. No establecer puentes para negociar
No negociar con nuestros hijos supone rigidez y; por lo tanto, un abuso de poder y autoridad. Probablemente esto perjudicará las relaciones entre padres e hijos en la adolescencia.
#10. No escuchar a los hijos
Los padres continuamente exigimos que nuestros hijos nos escuchen, los juzgamos y evaluamos si hacen las cosas bien o les decimos lo que tienen que hacer. Sin embargo, ¿Cuántas veces nos hemos parado a escuchar con interés cuáles son sus problemas o sus ilusiones?
¿Cómo deben ser los límites que pongamos a nuestros hijos? 10 consejos.
#1. Aplica los límites con firmeza.
Usa un tono de voz seguro, sin gritar, con un gesto serio. Si el límite no se expresa con firmeza dará al niño la impresión de que tiene la opción de obedecer o no.
#2. Los límites deben ser coherentes
Está claro que no todos los miembros de la familia deben tener las mismas normas y límites, puesto que tienen diferentes funciones y responsabilidades. Sin embargo, deben poder integrarse dentro de las normas de la familia.
#3. Un límite debe ser algo objetivo
Tus hijos deben entender lo que les pides. Por ello, debes expresar con claridad cuál es la conducta deseada. Por ejemplo, es mejor decir “no grites y quédate quieto hasta que salgamos de la tienda” que decir “pórtate bien”.
#4. A veces, es mejor ofrecer opciones
Si ofrecemos 2 o 3 posibilidades al niño o adolescente este tendrá una sensación de control y capacidad de decidir. De esta forma reducimos considerablemente las posibilidades de resistencia por parte del niño.
#5. Los límites deben ser razonados
Explícale a tu hijo en pocas palabras y de forma clara el motivo de ese límite o norma. De esta forma, aumentará su obediencia ya que entenderá los motivos. Además, ayuda a que desarrollen su propia conciencia.
#6. Desaprueba las conductas, no a tu hijo
No es lo mismo decir “no seas malo” que decir, por ejemplo, “insultar a ese niño está mal”.
#7. Se firme con las repercusiones
Que la respuesta a una mala conducta sea proporcional y firme para a ayudar mucho a que no se vuelva a producir. Si existe la norma de volver a casa a las 22.00 horas, debe existir una repercusión si esto no se cumple. La repercusión debe ser clara (por ejemplo, no poder salir al día siguiente) y debe aplicarse con firmeza y sin vacilar. De otra forma, restará autoridad a la norma y por consiguiente a ti.
#8. Refuerza de forma positiva
Cuando cumpla una norma o respete los límites que le marcas házselo saber reforzando su conducta.
#9. Habla en positivo. Establecer los límites en positivo
Tanto los niños como los jóvenes son más propensos a obedecer cuando en la frase no está incluida la palabra no. Por ejemplo, en lugar de decir “no saldrás a la calle hasta que no hagas los deberes” (¿ves como parece que estás retando a tu hijo?), es mejor decirle “Haz los deberes primero y después puedes salir a la calle hasta las 22.00”.
#10. Da tiempo al aprendizaje
Una vez damos a nuestros hijos instrucciones claras debemos estar ahí cuando el niño las pene en práctica para apoyarle mediante ayudas verbales y físicas.
Límites en los hijos adolescentes
La adolescencia es un momento crucial para el desarrollo de los niños. Es en este punto donde los chicos y chicas dejan atrás las limitaciones de la infancia y alcanzan la edad adulta. Por ello, necesitan ayuda para manejar dichos cambios.
Los adolescentes van a necesitar estructuras y pautas claras. Definir todo esto aportará estabilidad y certeza a los adolescentes en este momento de cambio.
Por otra parte, tener esos límites claros les enseñará que tienen responsabilidad y que las acciones tienen consecuencias.
¿Qué limites puedes poner a tu hijo adolescente?
- Qué tareas domésticas debe realizar.
- Si puede pasar alguna noche fuera de casa y los horarios.
- Uso del móvil y otros dispositivos-juegos.
- Realización de tareas escolares.
- Consumo (o no) de alcohol, tabaco y otras drogas.
- Horas de llegada a casa.
Esperamos que este artículo te haya servido para entender un poco más cómo aplicar los límites y normas a tus hijos. Como has visto, tienes muchas orientaciones para aplicar en tu propósito de establecer límites a tus hijos para educarlos de la mejor manera posible.
Como hemos dicho anteriormente, todos los padres cometemos errores. Lo importante es descubrir cuáles son y trabajar con perseverancia para mejorarlos.
Por favor, si tienes alguna opinión, sugerencia o duda estamos encantados de leerte en los comentarios.
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